Cambio de filtros
Filtros de aceite de motor
Revisar y cambiar regularmente el aceite es fundamental, pero también debemos cambiar el filtro. El filtro de aceite protege el motor del coche de impurezas del lubricante que se pueden formar durante la combustión, así como de diminutos fragmentos de metal producidos durante el rozamiento de piezas móviles del motor.
Un filtro roto o en mal estado no detendrá las impurezas del lubricante, lo que podría causar daños importantes en el motor, disminución de rendimiento, desgaste de piezas del motor, y aumento de consumo de carburante.
Recomendamos cambiar el filtro junto con el aceite de motor al menos una vez al año, o antes de alcanzar el límite de kilómetros marcados por el fabricante del automóvil. Si cambiamos el aceite y continuamos con el mismo filtro, estaremos mezclando lubricante limpio con lubricante sucio, lo que provocará que el lubricante nuevo pierda sus propiedades rápidamente.
Filtros de aire
La función de los filtros de aire es retener las posibles partículas de suciedad que puedan colarse con el aire que va al motor. Si el filtro de aire del motor está sucio, se reducirá la cantidad de aire que llega al motor, por lo que se reducirá también su potencia. Además de reducir las prestaciones del motor, provocarán el deterioro prematuro del mismo, y también aumenta el consumo de combustible y la contaminación emitida.
Los filtros de aire suelen cambiarse cada dos revisiones, aunque deberán revisarse con más frecuencia, si se suele circular por caminos de tierra o por ambientes muy contaminados.
Filtro de aire de habitáculo o de polen
El filtro de habitáculo sirve para filtrar el aire que entra en el habitáculo del vehículo, para protegernos de impurezas, olores o partículas nocivas, como polen. Estos filtros también protegen los conductos de la calefacción o el aire acondicionado.
Tener el filtro de habitáculo/polen de tu coche en mal estado puede reducir la cantidad de oxígeno que entra al habitáculo, y causar dolores de cabeza o somnolencia, entre otros. No nos protegerían de malos olores, las lunas podrían empañarse con mayor facilidad, y podría entrar polen, y producirnos reacciones alérgicas mientras conducimos, como estornudos. Además podría causar un mal funcionamiento en calefacción o climatización.
Tener el filtro de aire de tu coche en mal estado puede ser peligroso, por lo que se recomienda cambiarlo una vez al año, o cada 10.000 km.
Filtros de combustible
Estos filtros sirven para retener las impurezas del combustible que podrían causar el deterioro de diferentes partes del motor. Un filtro en buen estado protege tu motor alargando su vida útil y garantizando un adecuado suministro de combustible.
Por el contrario, conducir con el filtro de combustible deteriorado, podría causar desgaste del motor o incluso taponamiento de las salidas, a causa de lo cual se pararía el motor.
Se recomienda el cambio del filtro de combustible según las recomendaciones del fabricante, normalmente cada 30.000 a 60.000 km.